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Primero la gente. Responsabilidad social en comunidades rurales

Globalización no significa imponer soluciones homogéneas en un mundo plural. Significa tener una visión global y estratégica, pero también significa cultivar raíces e identidades propias

Culture matters. How values shape human progress – Edited by Lawrence E. Harrison and Samuel P. Huntington

A mediados de los años ochenta apareció un libro editado por Michael Cernea titulado “Primero la gente. Variables sociológicas en el desarrollo rural”, este libro constituyó un cambio en las políticas del Banco Mundial para incorporar en los proyectos de desarrollo y cooperación internacional estudios previos de carácter sociológico y etnográfico que permitan incluir a los actores sociales, quienes al final eran los beneficiarios y responsables del éxito o fracaso de los mismos.

Es justamente la gran cantidad de fracasos de proyectos del Banco Mundial que no incluyeron estas variables sociológicas y han sido estudiados en este libro, lo que animó a sus directivos a incluir en los proyectos a sociólogos y antropólogos como parte integrante importante de los proyectos. Esto demuestra que si no logramos que la población destinataria de los esfuerzos de los proyectos tome conciencia de su importancia el proyecto estará destinado al fracaso.

Es importante revisar cuidadosamente las experiencias relatadas en el libro y extender la validez de sus recomendaciones al ámbito de los proyectos de responsabilidad social en comunidades rurales. En los países latinoamericanos existen muchos proyectos de inversión económica que están relacionados a comunidades rurales, como por ejemplo empresas de explotación minera, petrolera, de gas natural, así como proyectos de infraestructura entre otros.

Los problemas sociales y levantamientos de las comunidades que paralizan los proyectos, como los recientes problemas vividos en el Perú en el departamento del Cuzco, conocido por ser la cuna de la civilización Inca pero también yacimiento de riquezas minerales y de gas natural; nos hacen pensar que las experiencias de Cernea y su grupo de investigadores sociales esta vigente y es aplicable también como una parte integrante de la responsabilidad social de las empresas.

Salomón Nahmad, investigador titular del CIESAS-Oaxaca en su introducción a la edición en español del libro menciona que “es necesario invertir en la gente para que ésta tome conciencia de los proyectos y se apropie de las recomendaciones técnicas a fin de que sea ella la que impulse el cambio social y le dé dirección al desarrollo”, en ese sentido se requiere de estudios previos y proyectos integrales que incluyan la participación de la población y los procesos mediante los cuáles estás se pueda apropiar de ellos.

Hay casos de empresas mineras con explotaciones a tajo abierto por ejemplo en los cuáles se ha llegado a necesitar trasladar a toda una población, lo que ha implicado un cambio sustantivo en su vida. Estos cambios traen como consecuencia efectos positivos y negativos que deben ser estudiados con profundidad y con la debida anticipación. En mis propios estudios de campo con poblaciones rurales he podido constatar que en muchas comunidades de origen indígena existe una fuerte “relación emocional” con la tierra que ha sido heredada y trasmitida por generaciones y se ve reflejada en los ritos de agradecimiento a la “pacha mama” o madre tierra. En otros casos los pobladores de comunidades rurales ven a la “tierra” como un seguro económico en tiempo de crisis por que les permite proveer alimentos para subsistir y además esta es patrimonio familiar que será a su vez heredada a los hijos.

Estas relaciones no son incluidas muchas veces en los estudios económicos y técnicos de pre-factibilidad convencionales, por lo cual mas adelante al momento de ser aplicados son rechazados por la comunidad, que se siente ultrajada y engañada. Se requiere pues de un conocimiento profundo de estos patrones sociales de comportamiento y de la forma como influyen en el negocio propio de la empresa.

Estos elementos pueden ser incluidos dentro de la responsabilidad social de la empresa también por que van a incluir soluciones concertadas que beneficien a la población, y en muchos casos también obras de infraestructura vial, lugares de esparcimiento, escuelas y centros de salud, entre otros. El desarrollo de las comunidades rurales es importante pero en este proceso es más importante la participación en forma activa de los pobladores, las asociaciones existentes y los líderes tanto formales como informales, para asegurar una paz social que acompañe estos procesos.

Cuando hablamos de líderes informales nos referimos a aquellos personajes que a pesar de no tener un nombramiento oficial que les otorgue un cargo, por su ascendencia en la gente influyen positivamente en sus decisiones y deben formar parte de este proceso de concertación. Un líder informal puede ser un párroco de iglesia, un maestro de escuela o un dirigente de una asociación de riego. Otra de las lecciones en estas experiencias con comunidades es la conveniencia de utilizar facilitadores, que son interlocutores aceptados por la comunidad que puedan transmitir claramente los requerimientos de la empresa en un lenguaje y formas comprensibles para la comunidad. Al respecto podemos encontrar muchas experiencias internacionales que nos muestran la eficacia de estos facilitadores.

Debemos reflexionar en nuestros países latinoamericanos, sobre la necesidad de respetar la identidad e idiosincrasia de nuestras culturas y asumir la responsabilidad social de las empresas como una forma de desarrollo de las comunidades rurales, pero incorporando a la población beneficiaria en el planeamiento y ejecución de estos proyectos, con la finalidad de asegurar una aceptación coordinada y una paz social.

Globalización no significa imponer soluciones homogéneas en un mundo plural. Significa tener una visión global y estratégica, pero también significa cultivar raíces e identidades propias

Culture matters. How values shape human progress – Edited by Lawrence E. Harrison and Samuel P. Huntington

A mediados de los años ochenta apareció un libro editado por Michael Cernea titulado “Primero la gente. Variables sociológicas en el desarrollo rural”, este libro constituyó un cambio en las políticas del Banco Mundial para incorporar en los proyectos de desarrollo y cooperación internacional estudios previos de carácter sociológico y etnográfico que permitan incluir a los actores sociales, quienes al final eran los beneficiarios y responsables del éxito o fracaso de los mismos.

Es justamente la gran cantidad de fracasos de proyectos del Banco Mundial que no incluyeron estas variables sociológicas y han sido estudiados en este libro, lo que animó a sus directivos a incluir en los proyectos a sociólogos y antropólogos como parte integrante importante de los proyectos. Esto demuestra que si no logramos que la población destinataria de los esfuerzos de los proyectos tome conciencia de su importancia el proyecto estará destinado al fracaso.

Es importante revisar cuidadosamente las experiencias relatadas en el libro y extender la validez de sus recomendaciones al ámbito de los proyectos de responsabilidad social en comunidades rurales. En los países latinoamericanos existen muchos proyectos de inversión económica que están relacionados a comunidades rurales, como por ejemplo empresas de explotación minera, petrolera, de gas natural, así como proyectos de infraestructura entre otros.

Los problemas sociales y levantamientos de las comunidades que paralizan los proyectos, como los recientes problemas vividos en el Perú en el departamento del Cuzco, conocido por ser la cuna de la civilización Inca pero también yacimiento de riquezas minerales y de gas natural; nos hacen pensar que las experiencias de Cernea y su grupo de investigadores sociales esta vigente y es aplicable también como una parte integrante de la responsabilidad social de las empresas.

Salomón Nahmad, investigador titular del CIESAS-Oaxaca en su introducción a la edición en español del libro menciona que “es necesario invertir en la gente para que ésta tome conciencia de los proyectos y se apropie de las recomendaciones técnicas a fin de que sea ella la que impulse el cambio social y le dé dirección al desarrollo”, en ese sentido se requiere de estudios previos y proyectos integrales que incluyan la participación de la población y los procesos mediante los cuáles estás se pueda apropiar de ellos.

Hay casos de empresas mineras con explotaciones a tajo abierto por ejemplo en los cuáles se ha llegado a necesitar trasladar a toda una población, lo que ha implicado un cambio sustantivo en su vida. Estos cambios traen como consecuencia efectos positivos y negativos que deben ser estudiados con profundidad y con la debida anticipación. En mis propios estudios de campo con poblaciones rurales he podido constatar que en muchas comunidades de origen indígena existe una fuerte “relación emocional” con la tierra que ha sido heredada y trasmitida por generaciones y se ve reflejada en los ritos de agradecimiento a la “pacha mama” o madre tierra. En otros casos los pobladores de comunidades rurales ven a la “tierra” como un seguro económico en tiempo de crisis por que les permite proveer alimentos para subsistir y además esta es patrimonio familiar que será a su vez heredada a los hijos.

Estas relaciones no son incluidas muchas veces en los estudios económicos y técnicos de pre-factibilidad convencionales, por lo cual mas adelante al momento de ser aplicados son rechazados por la comunidad, que se siente ultrajada y engañada. Se requiere pues de un conocimiento profundo de estos patrones sociales de comportamiento y de la forma como influyen en el negocio propio de la empresa.

Estos elementos pueden ser incluidos dentro de la responsabilidad social de la empresa también por que van a incluir soluciones concertadas que beneficien a la población, y en muchos casos también obras de infraestructura vial, lugares de esparcimiento, escuelas y centros de salud, entre otros. El desarrollo de las comunidades rurales es importante pero en este proceso es más importante la participación en forma activa de los pobladores, las asociaciones existentes y los líderes tanto formales como informales, para asegurar una paz social que acompañe estos procesos.

Cuando hablamos de líderes informales nos referimos a aquellos personajes que a pesar de no tener un nombramiento oficial que les otorgue un cargo, por su ascendencia en la gente influyen positivamente en sus decisiones y deben formar parte de este proceso de concertación. Un líder informal puede ser un párroco de iglesia, un maestro de escuela o un dirigente de una asociación de riego. Otra de las lecciones en estas experiencias con comunidades es la conveniencia de utilizar facilitadores, que son interlocutores aceptados por la comunidad que puedan transmitir claramente los requerimientos de la empresa en un lenguaje y formas comprensibles para la comunidad. Al respecto podemos encontrar muchas experiencias internacionales que nos muestran la eficacia de estos facilitadores.

Debemos reflexionar en nuestros países latinoamericanos, sobre la necesidad de respetar la identidad e idiosincrasia de nuestras culturas y asumir la responsabilidad social de las empresas como una forma de desarrollo de las comunidades rurales, pero incorporando a la población beneficiaria en el planeamiento y ejecución de estos proyectos, con la finalidad de asegurar una aceptación coordinada y una paz social.

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