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Los asesinos del rock




Hace unos días estuvieron en Lima dos de las bandas más influyentes de la escena del rock contemporáneo: Smashing Pumpkins y Kasabian. Lo que llamo la atención no es su venida -ya figuramos (aunque de forma intermitente)- en los circuitos del rock internacional, Si no la escasa asistencia del público, se calcularon seis mil personas en el Jockey. Lima tiene una población de más de ocho millones de habitantes. ¿Qué nos pasa? Aquí algunas hipótesis.


1.- El Perú es un país que prefiere otros géneros musicales. Esta es una respuesta válida. En la última feria del hogar, la única banda que tuvo un lleno total fue Corazón Serrano y además se dieron el lujo de tocar en la misma noche en otro local.


2.-Las radio. Los discjockeys parecen detenidos en algún agujero del tiempo, ponen los mismos discos de hace 30 años. Siempre da gusto recordar los éxitos de Michael Jackson y Toto, pero veinte veces al día ya cansa. Aunque de repente los limeños somos nostálgicos impenitentes y la vida sin la Hora del lonchecito no tiene sentido.


3.-El precio de las entradas. Por el precio de un concierto promedio en Lima, puedes asistir y ver 30 bandas en Lolapalloza Chile con pasaje incluido. Aunque ahora parece que la cosa esta mejorando con los descuentos comprando con tarjetas de crédito y ofertas con celulares.


4.-Incluso si las tres hipótesis son ciertas. La población joven de Lima, entre los 14 y 44 años, es de 4 millones, de estos 2 millones son de la llamada clase media entre la emergente y la tradicional. Los números no cuadran para una asistencia casi marginal a los escenarios rockeros. No será que los promotores están realizando una estrategia equivocada. Orientando todos sus esfuerzos de marketing en la clase media de Lima moderna (Miraflores, Barranco y paramos de contar) dejando de lado una campaña más intensiva en Lima norte, sur y este. Hay circuitos activos de gente que hace metal en Lima norte y a lo largo de la carretera central. En el centro de Lima están los goth, vampiros y otros especímenes danzando en las discos del centro de Castañeda. Algo similar ocurre en los boulevares de Lima sur. Y en provincias hay movidas de todos los géneros rockeros en Arequipa, Cuzco, Tarapoto. Una estrategia de comunicación con las radios de estas localidades y con las discos rockeras de todas las Limas podría hacer que la situación cambie.


El rock sigue siendo furia, sexo, dolor. Todo este éxtasis que las bandas exhiben en los escenarios debe trasladarse a la cabeza de los promotores, sino queremos que el rock también sea muerte.



" Imagen de Conciertos Peru www.conciertosperu.com

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